Recuerdo una película fantástica de los años 80: un forzudo guerrero con su espada de acero y los malvados ejércitos queriéndole arrebatar el secreto de tan valiosa aleación. Pasaron los años, y al líder malvado ya no le interesaba el acero porque se dio cuenta que el verdadero poder radicaba en la carne: con sólo unas palabras era capaz de inducir al suicidio a cualquiera de sus fieles seguidores. Ahora vemos que la realidad supera a la ficción.
Ahora con lo de Niza ¿qué va a hacer el presidente François Hollande? ¿Mandar más aviones a Siria? ¿Todavía no se ha dado cuenta de que a esta gente no se le puede vencer con las armas? El yihadismo radical ha dado orden de matar infieles por todo el mundo y con cualquier medio disponible: con atropellos usando camiones o autobuses… ¡o a machetazo limpio! Da igual, tenemos las de perder: hay muchos lobos solitarios y están esparcidos por todo el planeta; permanecen en stand by hasta que les toque su turno. Lamento ser tan pesimista, pero es que la cosa pinta muy mal, porque occidente sólo sabe matar moscas a cañonazos. Ahora habría que preguntarse: ¿a quién puede beneficiar esta dramática situación? No hay que ser un lumbrera: con un par de atentados más se “convencerá” a la sociedad para quemar mezquitas, y otra vez vuelta al nazismo (de momento Donald Trump está subiendo enteros).
Rafa Zamora Sancho
Rafa Zamora 